El 9 de diciembre de 1977, Aerosmith lanzó Draw the Line, su quinto álbum de estudio. Grabado en un convento abandonado cerca de Nueva York, este disco refleja tanto la creatividad como el caos que vivía la banda en ese momento.
A pesar de conflictos personales y excesos, el álbum fue un éxito comercial y crítico, con canciones como Draw the Line y Kings and Queens. Sin embargo, no alcanzó el impacto de sus trabajos previos como Rocks o Toys in the Attic.
Joe Perry recordaría esta época como un periodo oscuro, con las drogas dominando las sesiones. Aun así, Draw the Line capturó la esencia rebelde de Aerosmith y se mantiene como un testimonio de su resiliencia artística.