El 12 de diciembre de 1970, The Doors ofrecieron su último concierto con Jim Morrison en Nueva Orleans. Durante esta actuación, Morrison mostró un comportamiento errático que preocupó a sus compañeros. Según el tecladista Ray Manzarek, Morrison parecía desconectado, golpeando el escenario con el soporte del micrófono. Este caótico show llevó a la banda a reflexionar sobre su futuro, y meses después, Morrison falleció en París. Este evento marcó el principio del fin para una de las bandas más influyentes del rock psicodélico.